Aplimet afronta 2018 en pleno proceso de digitalización, nueva etapa en la cual la empresa tiene previsto incluir un software de gestión en la producción e implementar el uso de tablets profesionales. Aplimet nació en el año 2000 y es pionera en la aplicación de diseño y tecnología a los tiradores y torres de cerveza. Este carácter innovador es el que lleva a Aplimet a seguir explorando e introduciendo nuevas tecnologías, que contribuyan a promover la flexibilidad, mejorar los procesos industriales e incrementar la productividad.

Revolución 4.0

Nos encontramos en plena revolución industrial -la cuarta-, una era de transición hacia un nuevo modelo que generará otra dinámica económica dentro de un sistema global interconectado. Términos como transformación digital, industria conectada, fábricas inteligentes o industria 4.0 nos sirven para referirnos a la introducción de las tecnologías digitales en la industria. La digitalización de las empresas tiene efectos sobre el desarrollo de los procesos industriales, la organización y la cadena de valor. Los sistemas ciber-físicos, el iCloud, el Internet de las cosas y de los servicios, la robótica, la automatización, los productos inteligentes, la hiperconectividad, el big data y la analítica avanzada son las etiquetas que predominan en la nube del siglo XXI. Sin embargo, a diferencia de lo que sucedió con las revoluciones 1.0 (máquina de vapor), 2.0 (energía eléctrica) y 3.0 (electrónica y tecnologías de la información), ahora no hemos inventado nada nuevo. Lo que hemos hecho ha sido conectar las tecnologías que teníamos a nuestro alcance para producir de forma más eficiente e inteligente, en resumen, aportar valor añadido a toda la cadena de producción.

Los sectores digitalizados mejoran su productividad con más rapidez que los sectores menos digitalizados; en concreto, en las pymes que usan herramientas digitales se observa un crecimiento más acelerado. Por lo tanto, las empresas deben asumir el reto de la transformación digital; el riesgo para las que no lo hagan será elevado, más en el caso de las pequeñas y las pymes. Se estima que estas últimas forman el 97% del tejido empresarial y si no se suben al carro (o, mejor dicho, a la nube) podrían desaparecer en dos años. Pero dejemos de lado las alarmas y hablemos en términos optimistas: la digitalización podría tener un impacto positivo de 225.000 millones de euros para el año 2025, lo que supondría un incremento de un 1,8% anual en el PIB nacional; son datos obtenidos del informe ‘La reinvención digital: una oportunidad para España’, llevado a cabo por la consultora McKinsey y la Fundación COTEC, que promueve la innovación como motor de desarrollo económico y social.

Cadena de valor integrada

Si la industria de hoy quiere ser competitiva, debe ser productiva, flexible, ofrecer productos de alta calidad y reducir costes. Para ello, la cadena de valor integrada ofrece soluciones para planificar, programar y gestionar la producción. Aplimet es un caso claro en el que la transformación digital contribuye a la integración de la empresa en el nuevo ecosistema industrial de forma competitiva. Por ejemplo, en la fase de diseño, el trabajo colaborativo y el uso de la fabricación aditiva en 3D permite dinamizar esta parte del proyecto, reduciendo costes, ajustando el producto a las expectativas del cliente y asegurando la calidad exigida para los productos de la marca.

Otro aspecto estratégico es el control del proceso de fabricación y la trazabilidad. Los sistemas conectados mediante sensores inteligentes permiten que sea mucho más efectivo. A modo de metáfora, esta tecnología aplicada son los órganos de los sentidos de los objetos, observan y toman datos. La recogida, transmisión y análisis de esta información ayuda a predecir el comportamientos y diagnosticar puntos débiles, lo cual permite tomar decisiones preventivas en tiempo real y con perspectiva global, acortar los tiempos de respuesta y gestionar la logística con mayor eficiencia. Esto es algo del todo revolucionario en la industria del siglo XXI.

Si bien los beneficios de la digitalización son mútiples, cabe destacar la apuesta que Aplimet ha hecho por incrementar su presencia en las redes sociales e incorporar la tecnología en sus productos (véase la serie Premium del catálogo del fabricante), lo cual permite una mayor diálogo e interacción con el usuario. Y, en definitiva, ¿de qué nos sirve conversar? Para conocer y comprender al otro, para descubrir cuáles son sus necesidades y, por ende, anticiparnos.

Por último, la tecnología digital juega un papel fundamental en uno de los puntos diferenciales de Aplimet: la personalización. El intercambio de información y el manejo de los datos con inteligencia acentuará uno de los aspectos que sitúan a Aplimet como pionera en su sector.

Cambio de mentalidad

La industria se halla en un contexto de comercio globalizado, en el que los responsables de las empresas deben desplazarse a lo largo y ancho del planeta. Pero no solo esto. También debemos tener en cuenta la hiperconectividad del cliente. La forma de consumir ha cambiado por completo, las distancias se han acortado, la temporalidad ha desaparecido y la relación es omnicanal. Dadas las circunstancias, se hace necesario operar con sistemas conectados que faciliten el acceso a datos empresariales en cualquier momento y en cualquier lugar.

Luís Lombardero, doctor en economía y empresa, propone un cambio de mentalidad y repensar el lugar de trabajo como un sitio no físico: la idea de trabajar desde el despacho u observando la cadena de producción se está quedando obsoleta. Un síntoma notable es que hemos cambiado el ordenador de sobremesa por los dispositivos móviles. Algunos datos extraídos del ‘Informe ditrendia: Mobile en España y en el Mundo’ de 2016 y 2017 nos permiten hacernos una idea del cambio de paradigma: el 80% de los españoles tiene smartphone, frente al 73% con ordenador; la tasa de penetración de las tablets en España es del 75%; el 56% de los españoles utiliza el smartphone o la tablet para el control remoto; se estima que en 2025 habrá 75,44 millones de dispositivos conectados en el mundo.

Parafraseando a Marc Vidal, experto en transformación y estrategia digital, la pregunta que deben hacerse las empresas no es ¿cuánto costará llevar a cabo el proceso de digitalización?, sino ¿cuánto tiempo pueden mantener su competitividad sin afrontar la transformación? Pues la tecnología debe percibirse como una necesidad, pero sobre todo como una oportunidad para desarrollar un nuevo modelo de negocio. En Aplimet ya están preparados para el cambio.

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